Hoy día vivimos en una sociedad regulada por leyes de hace dos siglos y se imparte Justicia desde una administración colapsada y en crisis. A veces, nos vemos inmersos involuntariamente en conflictos legales, que pueden requerir que se resuelvan judicialmente.  La respuesta es lenta y limitada; resultan caros y de resultados inciertos, y todas las partes siempre sufren altos costos emocionales.

El sistema judicial puede ser sustituido en ocasiones, empleando otros enfoques que ayuden a lograr una respuesta más satisfactoria para el cliente. Requiere la participación activa y la confianza del cliente, contactando con anticipación con el abogado, que ofrecerá consejos y acciones que preverán posibles futuros problemas, y reducirán o minimizarán, en su caso, su impacto en su esfera personal, emocional y patrimonial.

Promovemos la Abogacía Preventiva: el resultado revierte en el aumento del bienestar y la tranquilidad de nuestros clientes.